viernes, 11 de febrero de 2011

Día Peronista III





Se murió Néstor no hay duda, y sin Néstor no hay kirchnerismo. En la vida en general lo que vale es la actitud, nada mas que eso; ciertamente el convencimiento puede ser mucho mas poderoso que el conocimiento. Es por ello que ni la ignorancia de kirchner, ni su vulgaridad le impidieron controlar la escena política nacional. Sus imitadores no han podido igualarlo en su locura y hoy eso ha quedado demostrado.
Acorralada la resistencia del kakismo quiso emular a su extinto líder y demostrar que el poder les había sido delegado a ellos, que su “movimiento” decadente estaba mas vivo que nunca, y que detrás de las incorencias de la bataklana había un grupo de herederos que aún sostenían el poder. No empezaron mal la cosa, el tuerto hubiese hecho lo mismo aunque talvez un tiempo antes, pues estos dudaron demasiado e hicieron su jugada algo tarde.

El kakismo entonces quiso mostrar iniciativa y quiso marcar la agenda, así fue que ante el desmadre silencioso de los “adeptos incondicionales” intentaron una jugada arriesgada. Hace días nomás los intendentes osaron oponerse a las colectoras, algo que con el tuerto vivo hubiese sido imposible, era hora de hacer algo lo mas pronto posible ya que a este contratiempo se le suma el cotidiano acoso de la realidad que hace estragos en el decadente “modelo” que se cobra mas y mas muertes por desnutrición infantil y que eleva la inflación dia tras día.
Se les ocurrió entonces apostar a un pleno con una abultada cantidad de fichas, telefonazo al “señor” “juez” de espartacus y enseguida marchó preso el Rey momo; justo en los albores del carnaval y cuando el sindicalismo anti kk y el peronismo federal empezaban a mostrar cierta unificación de ideas donde solo Solá parecía quedarse haciendo berrinche.

Emularon al Néstor y se fueron con todo pero lejos de amedrentar a los opositores los unificaron al punto que la desesperación oficialista fue tan notoria que nadie quiso quedar pegado.
Habían roto los códigos peronistas y haciéndose los bomberos le pisaron la manguera a sus supuestos colegas. Es muy probable que Néstor en vida hubiese hecho lo mismo, (pero nunca tan tarde) y es muy probable también que hubiese pasado lo que pasó ahora, donde los de enfrente hubiesen estrechado filas, pero en ese caso Néstor no hubiese metido preso solo a uno de sus enemigos, hubiese ido por mas y hubiese redoblado la apuesta hasta cansar a los adversarios, esa era la actitud 100% kirchnerista donde aún derrotado el le daba para adelante. Si hay algo que hay que reconocerle a ese cobarde usurero mal nacido, es que era un inconsciente y que esa inconciencia fue el motor de su actitud. La derrota lo atormentaba tanto como el recuerdo de las burlas de sus compañeros de clase; el daba la vida con tal de no perder la iniciativa y después de todo finalmente se murió por eso.

Aquí sus tontos aprendices se quedaron a medio camino y le dieron tiempo al peronismo federal para reagruparse, pues titubearon a la hora de apostarlo todo y eso en la mesa de jugadores sabios se nota.
Hábilmente el caudillo de Banfield dividió las aguas y ante todos los periodistas dijo que esto no era un ataque a quines se alinean con el, sino que era un ataque al peronismo. En pocas palabras quedó marcada la frontera entre peronistas y oportunistas del movimiento. No faltó mucho para que el aterrorizado camionero se imaginase fuera de eso que llaman “sindicalismo peronista” para terminar sus días a la sombra. Y es así que lejos de quedar pegado dentro del grupito de los otros, y hasta con terror de ser tildado de imberbe a la hora de que truene el escarmiento, se abrió como el mar muerto en tiempo bíblicos y se mando un discursito para la historia donde habló de los oportunistas del pasado; para mas claridad que le echen lavandina.

Quedó demostrado, en esta improvisación paupérrima, que los “imberbes” no saben nada de peronismo y que pronto se les acabará el carnaval, es que con el Rey momo no se jode y menos utilizando un disfraz de peronista en un corso sindical.


Como dice el refrán: el que ríe último ríe mejor.